Lo que había escuchado de sus labios, tenía que ser una cruel pesadilla, no era real, no podía ser real, pero no tenia motivos para mentir.
Corrí en su busca adentrándome en el bosque sin ningún rumbo aparente solo buscaba mi esperanza, mi vida en aquel bosque oscuro y húmedo, la lluvia caía con fuerza empapándome y haciéndome resbalar con las rocas.
Al fin lo encontré, tenia un aspecto horrible, aunque fuera la criatura mas hermosa que jamás había visto, fui hacia el arrodillándome ante su cuerpo, y acariciando su rostro, mientras me miraba con una expresión triste.
No te mueras René, ahora no, no me dejes sola…las palabras no salían de mis labios, la ansiedad y el pánico se apoderaron de mis acciones, mis lagrimas nublando mis ojos, no pensaba con claridad, solo le veía a el, tirado en medio del bosque, mi vampiro, moribundo, mirándome con ternura, mientras el cielo de Inglaterra lloraba su inminente muerte. Quería decirle tantas cosas, pero las palabras murieron en mis labios, lloraba sin cesar, mirando como moría en mis brazos.
Me acaricio el pelo, dejando que yo volviese a escuchar esa voz que tantos recuerdos, y sensaciones había dejado en mí.
-No llores Lyna
-No estoy llorando René
-Y que son si no, las lagrimas que recorren tus mejillas
-Son la más triste despedida, son lágrimas de lluvia, las que el cielo llora por ti.