Diario Secreto de una hechicera (2/4)
¿A que se refería con que no podíamos hacer nada y que su corazón se había parado? Yo no podía haberla... ¡Claro que no!
Intenté salir corriendo y que ese chico me soltara, le pegué patadas y puétazos pero él seguía agarrándome con fuerza. Por último acabé suplicándole que me dejara, le ofrecí todo lo que tenía y al ver que me había rendido, me pasó una mano por los ojos, solo rozándolos y yo caí en una oscuridad infinita, pero yo no sentía nada.
Desperté en una sencilla habitación de madera, una cama, una mesa con dos sillas y algo que en sus buenos tiempos debió ser una televisión. Parecía una habitación de hotel.
Estaba sola en esa habitación, no sabía quien era la persona que me había dejado allí y no sabía que había pasado con Miriam.
¿Dónde estaría? me levanté para asomarme a la ventana, e incomoda solté mi coleta. Me quedé quieta en cuanto vi que el pelo que caía no era mi corta melena rubia, si no una cabellera castaña oscura que me llegaba hasta la cintura. ¿Que diablos me había pasado? Unoa pasos se acercaron y la puerta se abrió. Un chico que no debía sacarme más de dos años se detuvo ante mí.
-Veo que ya te has desperatdo. -Dijo la misma voz que me había hablado el día anterior.
Instintivamente andé hacia atrás hasta tocar la pared.
-Yo tampoco me fiaría de mí. Susurró y se intentó acerca lentamente.
-¿Que quieres? ¿Dinero?
--Solo intento protegerte. No te preocupes.
-¿Quien eres? ¿Por que tienes que protegerme?
El se fue acercando hasta ponerse a pocos centímetros de mí, yo me apreté todo lo que pude contra la pared.
-Me llamo Nate y voy a evitarque mueras, o voy a intentarlo.
Era muy guapo, pero su belleza no provocaría que me confiara.
-¿Que está pasando? ¿Porqué mi pelo...?
-Se está operando el cambio, dentró de poco, podrás dominar el mundo si te lo propones, aunque si lo intentas te mataré. Ya no eres una chica normal, ahora eres una de los nuestros.
-¿Una que?
-Magos, brujas, hechiceros... Nos han calificado de muchas cosas, pero ni siquiera nosotros lo sabemos, solo somos lo que todos quieren ser pero que tambien temen.
¡Estaba loco! Eso es lo primero que pensé.
-Sé que no me crees, mírate a la ventana.
Me giré hacia la ventana y lo que í no era yo en absoluto.
Mi cabello ya se había oscurecido más todavía, ahora era de un negro intenso, como los de Nate, y mis ojos... mi mirada me daba miedo hasta a mí misma, de un color plateado precioso pero horrible a la vez.
-¿Dónde está Miriam? -Exigí saber.
-Lo siento pero... fue la primera persona que sucumbió a tu poder, y como todos... no vivió para contarlo. Y espero que no quieras hacerlo con mucha gente más por que entonces también tendré que matarte.
Lo decía tan tranquilo, como si fuera natural matar a tus amigos. Me senté en elsuelo y comencé a sollozar, la había matado, había matado a la chica que yo consideraba como mi hermana.
Nate se puso en cuclillas e hizo un amago de ponerme la mano en el hombro para consolarme, pero en vez de eso, se levantó rápidamente y abrió la puerta.
-AHora vámonos si no quieres que Caron nos encuentre y suframos la misma suerte que tu amiga.
Habíamos llegado a una especie de cueva subterránea pero yo casi no me había dado cuenta durante el camino.
En el interior había unas quince personas con mis mismos ojos.
Una mujer se interesó por mí y me preguntó como estaba, pero al ver que no respondía, Nate respondió por mí.
-Esta traumatizada. Ha matado a su mejor amiga -Declaró.
-No te quejes, yo maté a mis tres hermanos y a mis padres. -Dijo un hombre grande como un tonel.
En un momento de lucidez, intenté escapar de allí, pero Nate me agarró antes de que me diera cuenta y me sentó en una silla con el menor cuidado.
-No te preocupes cariño, todo va a salir bien, te protegeremos, tus poderes ahora son maravillosos. -Me consoló la misma mujer de antes.
-Si logras escaparte, Caron te cogerá y puedes estar segura de que las cosas no irán bien a partir de ese momento. -Me susurró Nate.
Esto pintaba mal...